Sepulcro de D. Fernando de Arce, obispo de Canarias

Texto de don Ricardo de Orueta

Catedral. Capilla de Santa Catalina.

Ya he dicho, al ocuparme del sepulcro de D. Martín Vázquez de Arce y los de sus padres y abuelos, que creo que aquí en Sigüenza hay un grupo de obras de muchísimo interés, no sólo por su inspiración y su belleza, sino por marcar paso a paso y con perfecta claridad todo el proceso de la evolución de una escuela que, partiendo del gótico florido, va a terminar en el primer plateresco. En esta evolución representa el último momento, con otras varias obras de esta catedral, el sepulcro del obispo de Canarias, D. Femando de Arce.

Aquí aparece ya de un modo franco y claro, presidiendo al estilo general, la influencia italiana, romana desde luego, aun cuando no afirmaría yo, como algunos piensan, que fuera la de Sansovino. Más relación le encuentro con la disposición que da a sus sepulcros de Roma Mino da Fiesole y con el gusto y orden general de sus adornos. Si nos fijamos bien, quizás encontremos que este sepulcro del obispo de Canarias no sea otra cosa que el monumento entero del cardenal Cristóforo della Rovera, de Santa María del Popolo, embutido en el rectángulo central que deja el otro monumento de los Santos Apóstoles, dedicado al cardenal Pietro Riario y obra, tanto el uno como el otro, del propio Mino o de sus próximos seguidores.

Pero si este sepulcro de Sigüenza es ya plateresco, aun no se ha compenetrado su autor o sus autores de un modo total o íntimo con el arte de Italia, ni han llegado a encontrar una adaptación que responda a nuestros sentimientos. Así resulta monótono su conjunto por emplear siempre los mismos elementos constructivos, como ocurre con la pilastra, y por repetir idénticos temas ornamentales, sin una valoración ordenada de realces ni de tamaños, si aún siquiera una ejecución perfecta. La yacente es lo más interesante de todo el sepulcro y parece revelar la misma mano que labrara las otras estatuas de esta misma capilla. El relieve del tímpano y los otros santos son inferiores y de un estilo diferente, pero siempre dentro de la misma escuela o, por lo menos, como una franca transformación de ésta, aunque no se hayan llegado a borrar por completo los últimos estilismos tradicionales. El mismo artista debió ejecutar toda la decoración.

Mide el ángulo central 3 metros 40 de alto por 2,10 de ancho y 0,55 de fondo, y la estatua 1,75 de largo.

La inscripción, colocada sobre el testero del arco, por encima de la yacente, dice así:

FERNANDVS. DE. ARZE. PRIOR. | OXOMENSIS. ECLESSIE. DE. | MVM. EPISCOPVS CANARIE | SIS. REGIE. MAJESTATIS. CON | SILIARIVS. OBIIT. AÑO. MDXXII

Respecto a los autores, supone el Sr. Pérez Villamil que, dada la identidad de su estilo con el retablo de Santa Librada, y constatando que Francisco Baeza asentó la piedra, también trabajarían aquí, bajo la dirección de éste, los maestros Sebastián y Talavera.

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