¿CUÁL ES MI OBRA PREDILECTA? (por Galdós), artículo de Augusto Martínez Olmedilla
A semejanza de algunas revistas extranjeras de la índole de Por Esos Mundos, en nuestro número de Noviembre último comenzarnos esta información, que no tiene otro objeto que averiguar por propia manifestación de los autores cuál es su obra predilecta, ya por la perfección con que desarrollaron su pensamiento, ya por las circunstancias que presidieron su génesis, ya, en fin, por el éxito que logró el trabajo al ser conocida por el público. Echegaray, Palacio Valdés, Querol, Bretón, hablaron entonces. Oigamos hoy lo que dicen otros maestros.
Benito Pérez Galdós
Inclinado sobre su mesa de trabajo, totalmente cubierta de cuartillas borrajeadas, notas y apuntes, el incansable titán de la literatura española prepara su próxima novela, con la cual ha de cerrarse la serie gloriosa de Episodios Nacionales. Al ruido de la puerta, que entreabre un criado, levanta la cabeza, que cubre característica boina azul, y dirige inquisitiva mirada con sus ojos taladrantes a intruso que llega á turbar la tranquila gestación de la obra artística, quién sabe si á interrumpirla en uno de sus momentos culminantes,..
El maestro conocía el objeto de esta visita: habíaselo yo expuesto en una carta, escritas días ha, é incontestada por falta material de tiempo en la balumba inacabable de la producción que nunca cesa.
-Es difícil contestar á esa pregunta ¡muy difícil!…
Y queda un rato pensativo, hundiendo entre las manos la cabeza creadora.
En tanto, el visitante ojea la estancia: muebles sencillos, fuertes; pocos libros; amplios balcones, mucha luz…
Al cabo, Don Benito alza la frente. Parco en palabras, toma de un compartimento de la mesa un volante timbrado con su nombra y señas, y escribe en él con letra nerviosa, pero de claros trazos en los que no se advierte el defectuoso y á veces ininteligible carácter propio de los que escriben mucho y de prisa:
“¿Cuál es mi obra predilecta?
De los Episodios Nacionales, La campaña del Maestrazgo. De las novelas, Fortunata y Jacinta. De las obras de teatro, Electra, y Mariucha”.
Después, alarga el volante á su mudo interlocutor, al que, lacónicamente dice:
—¿Es esto?
Y anta la afirmativa respuesta del intruso, despide á éste afectuosamente, volviendo á enfrascarse en la confección de esas cuartillas que dentro de algunos meses habrán de imprimirse con el título de La de los tristes destinos.