El sepulcro de D. Fernando de Arce y D.ª Catalina de Sosa

 

Texto de don Ricardo de Orueta. Catedral. Capilla de Santa Catalina.

D. Fernando de Arce y D.ª Catalina de Sosa

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Santa_Mar%C3%ADa_de_Sig%C3%BCenza#Capilla_del_Doncel

Este sepulcro, en forma de cama mortuoria sobre la que yacen los dos esposos, se levanta en el centro de la capilla de San Juan y Santa Catalina. Mide de alto 0,80 metros, 1,40 de ancho y 2,10 de largo; las estatuas tienen una longitud de 1,75 metros y todo ello está labrado en alabastro.

La inscripción que corre por toda la comisa de la urna es esta:
«AQUI YAZEN SEPULTADOS FERNANDO DE ARZE COMENDADOR DE | MONTTJO Y DOÑA CATALINA DE SOSA SU MUJER. MANDO FAZER ESTAS SEPULTURAS DON FERNANDO DE | ARZE OBISPO DE CANARIA SU HIJO Y MURIO El. AÑO | MDIIII XIIII DIAS DE ENERO. MURIO ELLA AÑO MDV. XVII DIAS DE SEPTIEMBRE».

Estas esculturas son las que por su labor están más próximas a la de D. Martín Vázquez de Arce, la joya de esta capilla, aunque aquí el artista, que bien pudiera ser el mismo, parezca más tosco. Las proporciones, los plegados, la técnica de las manos, de los rostros, del cabello, de la cota de malla, de los leones que tienen la urna, y hasta del montón de laureles sobre que descansa su cabeza D. Femando, parece la misma. Todo es igual, labrado con iguales procedimientos e idénticas fórmulas, a pesar de que estos cabellos, estas manos y, sobre todo, el griñón de D.ª Catalina acusen a un artista más bárbaro que formara parte del taller. En cambio, en los testeros de la urna se notan ya elementos italianos, no tantos como en los sepulcros que dan entrada a esta capilla, pero muy claros, sin embargo. Estos sepulcros de la entrada no tienen tampoco una labor muy diferente de éste, aun cuando sí más perfeccionada. Son, a todas luces, de la misma escuela, del mismo arte y quién sabe si del mismo artista, en distintos momentos de su evolución y auxiliado por oficiales que no alcancen la misma perfección técnica. Salvo las proporciones, que en los de los abuelos son más cortas y tienden más a la grandiosidad que a la elegancia, en todo lo demás convienen, habiendo detalles, como son las manos, los animales que están a los pies y los roleos en espiral que aparecen en los frentes de las urnas, que los identifican.

http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000167853

Pero sobre todos estos monumentos hay uno, el que está en la colegial de Talavera de la Reina y representa a un personaje desconocido de la familia Loaysa, que coincide con éste de D. Fernando de Arce y de su esposa hasta en los propios defectos y tosquedades. Las proporciones allí son menos alargadas, pero no porque con esto se persiga efecto alguno, sino sencillamente por torpeza e impericia, porque las piernas, y solamente las piernas, han resultado muy cortas, que ya el resto del cuerpo, y aun estas mismas piernas aisladamente, se ajustan al mismo canon que la estatua del Doncel o la de su padre. En todo lo demás conviene con ésta, incluso en el modo tosco y bárbaro de tratar el cabello, en la ejecución de la malla, del rostro, de las manos, en la disposición de la cama, que también debió ser exenta. Estas dos obras deben proceder del mismo cincel. A su vez, los arcos polilobulados del único frente que hoy se ve en la urna de Talavera, ofrecen semejanzas con las labores góticas del sepulcro de D. Martín, y los niños que sostienen los escudos, con los otros niños, mejor hechos, que se ven en los de los abuelos.

 

Como se ve todos estos monumentos sepulcrales de Sigüenza, a los que se pudieran unir el de Talavera de la Reina y el de D. Fernando de Coca, en Ciudad Real, forman un conjunto que marca perfectamente el proceso que ha seguido una escuela, una familia o un artista con todo su taller, para evolucionar desde el gótico castellano de los finales del siglo XV al plateresco del primer cuarto del XVI. El último instante de este movimiento lo marcarán el sepulcro del obispo de Canarias, el de D. Fadrique de Portugal, de D. Francisco Villanuño, y el retablo de Santa librada con la puerta de su sacristía, y el de la Virgen de la Leche, todos en la misma Sigüenza.

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