Sepulcro de don Eustaquio Nieto y Martín
Sigüenza, Catedral. Capilla de la Anunciación. Sepulcro de Don Eustaquio Nieto y Martín
Este sepulcro es el más moderno de todos los que alberga la catedral de Sigüenza, el único labrado en el siglo XX y el primero en ser añadido al recinto catedralicio desde el siglo XVI.
La estatua de alabastro corona la hornacina de piedra que alberga los restos de don Eustaquio Nieto, obispo de Sigüenza que fue asesinado en los albores de la Guerra Civil. La escultura está empotrada en la hornacina de un altar o sepultura ya existente en la capilla de la Anunciación. En los años 50, la diócesis de Sigüenza convocó un concurso público con el fin de labrar una estatua yacente para la tumba del obispo en la capilla de la Anunciación de la catedral. Lo ganó el escultor aragonés Ángel Bayón Usod, que tardó 9 meses en labrarla en alabastro. En diciembre de 1958 la expuso en su taller de la calle Venecia en Zaragoza antes de ser trasladada a su ubicación final en la ciudad del Doncel.
El obispo fue representado con toda la indumentaria litúrgica: la mitra obispal, un báculo pastoral de delicados detalles en la mano derecha (así como un destacado anillo episcopal) y una casulla afiligranada. Lleva un libro en su mano izquierda, simbolizando su rango académico de doctor en teología. Sus rasgos faciales, si bien se mantienen fieles a las fotografías de don Eustaquio que se conservan, resultan asombrosamente parecidos a los del sepulcro que ocupa la pared contraria, el de don Fernando de Montemayor.
La inscripción en latín reza de la siguiente forma:
HIC IACET EXCMVS. AC RVDMVS. DR D.D. EVSTACHIVS NIETO ET MARTIN. EPISCOPVS SEGVNTINVS. IN ODIVM FIDEI SACRILEGE OCCISVS DIE XXVII JULII ANNI MCMXXXVI
Hijo de un albañil, Eustaquio Nieto y Martín empezó sus estudios en el seminario de Zamora, y en 1891 pasó al de Toledo, donde se licenció y doctoró. El 23 de mayo de 1891 fue ordenado sacerdote en Arévalo (Ávila). Fue coadjutor de Santa Isabel, de Madrid, ecónomo de Santa María la Mayor, de Alcalá de Henares, y párroco de la Concepción, en Madrid. Fue consagrado obispo de Sigüenza el 27 de diciembre de 1916 y entró en la ciudad y tomando posesión de la cátedra el 31 de marzo de 1917, en una época en la que la diócesis de la ciudad era mucho más extensa e importante que en la actualidad. En 1923 fue nombrado senador por el Arzobispado de Toledo.
Sigüenza estuvo sumida en una tensa calma durante los días que siguieron a la intentona de golpe de estado del 18 de julio de 1936. No obstante, la situación cambiaría notablemente el 24 de julio, cuando una avanzadilla compuesta por milicias anarquistas tomó posiciones en la ciudad. El obispo se negó a abandonar la ciudad. Al día siguiente, Sigüenza fue ocupada formalmente por milicias anarquistas, ugetistas y del POUM. Ese día, elementos del POUM, la CNT y la FAI tomaron el Palacio Episcopal, deteniendo al obispo y sometiéndolo a un vejatorio juicio público, del que fue absuelto, tras el que fue liberado. Sin embargo, la madrugada del 26 de julio fue detenido con la excusa de trasladarlo a Madrid. Los milicianos lo empujaron del coche en marcha en el que iba y más tarde lo fusilaron y prendieron fuego a su cadáver. Fue el primer obispo en morir durante la Guerra Civil Española. Su restos fueron encontrados días después por tropas del bando nacional, que reconocieron su cadáver gracias al rosario y la cruz pectoral que aún portaba. El obispo fue sepultado en la ermita de San Roque de Alcolea del Pinar (Guadalajara) el 5 de agosto, y fue trasladado a la catedral de Sigüenza en 1946, una vez finalizada la Guerra Civil y la reconstrucción de la catedral. Pese a que fue asesinado durante la noche del 26 al 27 de julio, su defunción figura en el Registro Civil de Sigüenza como acaecida el 6 de diciembre de 1937. La causa de beatificación de don Eustaquio Nieto, junto a otros 400 religiosos asesinados durante la contienda, sigue abierta en 2020.