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Los orígenes de la capilla de Santa Catalina, de la catedral de Sigüenza, y la estatua sepulcral de don Martín Vázquez de Arce
Autor: Serrano y Sanz, Manuel, 1868-1932Notas de reproducción original: Edición digital a partir de Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 88 (1926), pp. 186-215, 2 h. de lám. Hay en la Catedral de Sigüenza una estatua sepulcral famosísima, la de don Martín Vázquez de Arce, que es de las obras más hermosas…
La escultura funeraria en la catedral de Sigüenza
Alzado de la catedral desde el este La escultura funeraria en los templos católicos durante la Edad Media y el Renacimiento La catedral de Sigüenza alberga innumerables tesoros artísticos: la Virgen de la Leche, la bóveda de la sacristía de las cabezas, los tapices flamencos sobre Rómulo y Remo, el Altar de Santa Librada, los…
Sepulcro de don Pedro de Leucata
En el mismo muro que el sepulcro de D. Alonso I, pero mucho más bajo, y frente al de Gómez Carrillo de Albornoz, está el de D. Pedro I, segundo obispo de Sigüenza, que en 1152 sucedió a su tío D. Bernardo, después de haber desempeñado primero el cargo de prior del Cabildo, que aquél le otorgó, con beneplácito del Papa Eugenio II.
El sepulcro de D. Fernando de Arce y D.ª Catalina de Sosa
Estas esculturas son las que por su labor están más próximas a la de D. Martín Vázquez de Arce, la joya de esta capilla, aunque aquí el artista, que bien pudiera ser el mismo, parezca más tosco. Las proporciones, los plegados, la técnica de las manos, de los rostros, del cabello, de la cota de malla, de los leones que tienen la urna, y hasta del montón de laureles sobre que descansa su cabeza D. Femando, parece la misma.
Sepulcro de D. Martín Vázquez de Sosa y D.ª Sancha Vázquez
En el ancho arco de entrada a la capilla de San Juan y Santa Catalina y en el grueso del muro, a uno y otro costado, se hallan dos hermosas estarnas yacentes, representando la de la derecha a D.ª Sancha Vázquez y la de la izquierda a su esposo D. Martín Vázquez de Sosa, abuelos de D. Femando de Arce, obispo de Canarias, que fue el que mandó labrar ambas esculturas. La primera se encuentra colocada en un nicho de 1,90 metros de alto, 2,10 de ancho y 0,55 de fondo, y la segunda, que en un principio debió estar en otro nicho semejante, se encuentra hoy adherida al muro por la espalda, tal vez porque al construirse la girola actual y estrecharse este muro se hiciese necesaria esta violenta disposición.
Sepulcro del obispo don Alonso
Este sepulcro es sencillamente un hueco o excavación que se ha abierto en el muro del presbiterio, frente al del cardenal de San Eustaquio, pero mucho más alto, y en el cual se ha puesto una antigua estatua yacente que debía haber en el ábside primitivo antes de la reforma de esta parte del templo. Esta estatua, muy obscurecida por el transcurso del tiempo, y muy difícil de ver por la gran altura a que la han colocado, parece ser obra del siglo XIV, y bastante hermosa. Su primera colocación debió ser a poca altura, bajo un arco gótico
Sepulcro del cardenal de San Eustaquio en la catedral de Sigüenza
En la capilla mayor de la catedral de Sigüenza y en el muro de la Epístola, se halla colocado este sepulcro sobre la puerta que da paso a la girola. Mide su arco unos 3,50 metros de altura por un ancho de 2,50, en su base, y 0,70 de fondo; la yacente, 1,65, y el conjunto todo, 6 por 4.
Sepulcro de Gómez Carrillo de Albornoz y su esposa
En el muro de la Epístola de la capilla mayor de la catedral de Sigüenza, y algo más abajo que el sepulcro del cardenal de San Eustaquio, se abren estos otros dos, superpuestos, como las literas de un camarote, y bajo arcos que, indudablemente, no son los primitivos, sino del tiempo de Mendoza, cuando se reformó el presbiterio. Antiguo no quedan más que las dos estatuas y el sarcófago del caballero con su pestaña, que es donde está la inscripción.